23 de diciembre de 2015

Las ciudades, claves para el desarrollo económico regional

El desarrollo económico es una rama de la Economía que estudia la capacidad de un país o de una región para generar riqueza, con objeto de promover el bienestar social y económico de sus habitantes. Surgió tras la segunda guerra mundial para estudiar las causas del bajo nivel de vida en amplias zonas del mundo, como Europa del Este, Asia, África o Latinoamérica, en un entorno de descolonización y de guerra fría.

Todos los estudios sociológicos realizados en los años 60 y 70 del siglo XX resaltaron la importancia del capital humano (el nivel de formación especializada de la población) y del capital social (la colaboración entre dirigentes políticos, empresas y ciudadanos) para un desarrollo económico equilibrado y duradero de una región, buscando el bienestar de sus habitantes. Y evidentemente es en las ciudades, donde su capital natural es el talento de sus habitantes, donde se concentra la inmensa mayoría de los ingredientes para lograr un desarrollo económico satisfactorio de toda la región.

Hace 20 años, en pleno boom de Internet y de las tecnologías de la información y comunicación (TIC) hubo muchos expertos que diagnosticaron el fin de las ciudades y de la relevancia de la localización geográfica, ya que las personas y las empresas (el talento y el capital) iban a ser más móviles que nunca debido a las TIC (smartphones, videoconferencias, etc) y a las posibilidades del teletrabajo. La realidad es que las ciudades han seguido creciendo más que nunca y en los últimos años muchas empresas se han trasladado desde sus emplazamientos semi-rurales al interior de las ciudades. Según el economista británico y columnista del Financial Times Tim Harford lo que han conseguido las TIC es que las ciudades sean un espacio más manejable. En la actualidad tanto los emprendedores como los trabajadores y los jóvenes prefieren vivir en entornos urbanos. En Europa es general la tendencia de centralización del crecimiento en las áreas metropolitanas. 

En lo relativo a desarrollo económico hay que pensar en regional y actuar en regional. Se deben definir claramente los roles de cada provincia y de cada ciudad dentro de la economía regional, para no competir internamente y no enviar mensajes equívocos al mundo empresarial. Una vez definidos y asumidos estos roles es muy importante crear y mantener una buena imagen regional, atractiva para empresas y trabajadores. 

En España se han creado muchas agencias de desarrollo regional, destinadas a prestar un servicio público de calidad a empresas y emprendedores. Han trabajado en áreas como la financiación, la oferta de suelo industrial, la simplificación administrativa o las políticas de crecimiento empresarial y sus resultados han sido muy dispares. 

Independientemente de su situación (en crecimiento o en declive) siempre hay oportunidades de mejora de la economía regional y de la calidad de vida de sus habitantes. Para tener éxito en desarrollo económico cada área metropolitana o región debe apuntar a una economía diversificada, pero a la vez ser capaz de poner el foco en los sectores industriales que quiere fomentar (atraer o retener) y centrase en un par de cosas más (por ejemplo inversiones públicas, campañas de marketing), intentando no desperdigar sus esfuerzos en asuntos no prioritarios.

El talón de Aquiles de las ciudades y las áreas metropolitanas es su enorme dependencia de su entorno geográfico más o menos cercano para satisfacer sus demandas de materias primas, alimentos y energía. Sin embargo el capital natural de las ciudades es el talento de sus habitantes. La capacidad de transformar este talento potencial en una oferta de mano de obra cualificada es esencial para construir regiones competitivas, capaces de atraer a empresas y a más talento. Para ello es preciso una visión a largo plazo y un trabajo en equipo que consiga alinear los intereses de las entidades locales, las empresas, las instituciones educativas (colegios, escuelas de formación profesional, universidades) y los ciudadanos.

Hace 30 – 40 años las regiones se esforzaban por atraer a nuevas industrias. En la actualidad la prioridad es retener a las industrias existentes, cuyo valor es una realidad perceptible, en vez de priorizar la búsqueda de potenciales valores futuros.

En cuanto a qué ofrece una región y qué demanda a cambio a las empresas debe haber un equilibrio adecuado y duradero entre las infraestructuras mínimas (redes de comunicaciones, aeropuertos internacionales, ferrocarril), el tejido industrial ya existente (clientes y proveedores) y las tasas que se cobran. Los incentivos fiscales a la instalación de nuevas empresas importan, pero solamente en caso de desempate entre varias regiones que ofrecen unas condiciones generales más favorables.


Un estudio realizado en 2011 entre las 120 principales ciudades del mundo comparaba distintos factores (la fortaleza económica, el capital humano, la eficacia institucional, la madurez financiera, el atractivo global, el capital físico, el carácter cultural y social, y el medio ambiente y los riegos naturales) y estableció una clasificación de ciudades competitivas, por su capacidad demostrada para atraer capital, negocios, talento y turistas. Entre las 10 mejores clasificadas estaban las ciudades de Nueva York, Londres, Singapur, París, Hong Kong, Tokio, Zürich, Washington, Chicago y Boston. Madrid ocupó el puesto 28 y Barcelona el 41. A pesar de sus infraestructuras envejecidas y sus problemas de déficits presupuestarios, las ciudades europeas y norteamericanas encabezan esta clasificación debido a la conectividad global y a sus ventajas heredadas frente a las ciudades emergentes asiáticas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario