4 de marzo de 2014

Medidas para reducir nuestra enorme dependencia del petróleo

La era del petróleo barato se ha terminado y a lo largo de este siglo XXI, sin ninguna duda, también se habrán agotado las reservas de petróleo. Esto es una realidad incuestionable que, según cómo se aborde, podrá suponer pasar a un mundo mejor o a un mundo peor.

El informe “Cambio global. España 2020/50: energía, economía y sociedad” presentado por la Fundación CONAMA en 2011 propone una serie de medidas que podrían permitir que el petróleo pase de suponer en España del 49% de la energía primaria a aproximadamente un 33% en 2030. 

Las medidas para llegar al escenario deseable incluyen:
  • En cuanto a transporte de personas, mejorar la eficiencia energética de los vehículos en un 22% en 2020, comparando con 2000; además de un impulso decidido al vehículo eléctrico, de forma que en 2020 haya un parque de 2,5 millones, en 2030 de 5 millones y en 2050 de 15 millones de vehículos eléctricos
  • En lo relativo al transporte de mercancías, desviar una parte del transporte por carretera al transporte ferroviario electrificado, con objetivos de llegar a un 10% del transporte ferroviario de mercancías sobre el total en 2020, a un 30% en 2030 y a un 70% en 2050
  • En edificación, renovar 500.000 viviendas al año hasta 2050 para obtener ahorros del 50% en la demanda de energía para calefacción; igualmente que la obra nueva tenga una demanda energética inferior en un 80% a la actual
  • En cuanto a producción eléctrica, apuesta decidida y penetración masiva de las fuentes de energías renovables, en base al gran potencial disponible y a la previsible reducción de costes (en contrapartida con el previsible aumento del precio del crudo)
Desgraciadamente, las actuaciones del Gobierno de España en los últimos dos años han ido exactamente en contra de lo propuesto en este informe, impulsando como única medida para reducir nuestra elevada dependencia energética las prospecciones petrolíferas al Este de las islas Canarias.

Nuestros gobernantes parecen no ser capaces de tomar medidas serias, por lo que tendremos que ser los ciudadanos quienes les impulsemos a buscar alternativas al petróleo, a basarnos menos en el transporte motorizado y más en las economías locales, a tomar conciencia de que la reducción de la demanda energética está en nuestras manos.


Y no solo por el agotamiento de las reservas y para liberarnos del yugo de los especuladores internacionales de crudo petrolífero, sino también por sus indudables efectos sobre el cambio climático, efectos que podrían llegar a mostrarse en su totalidad incluso antes del agotamiento del crudo.


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